Justo ahora me dispongo a vagar entre letras, con un único nexo a la realidad: la poesía.
No es la primera vez que presento a Sor Juana Inés de la Cruz, como puedes verlo en éste soneto, sin embargo tampoco será la última, pues se trata de poesía tan elevada, tan culterana [-Y sobre todo, tan barroca-] que en mi muy personal y humilde opinión sería menester de todo ser amante del arte el conocer por lo menos un poco de la obra de esta mujer tan sorprendente y enigmática.
QUÉJASE DE LA SUERTE: INSINÚA SU AVERSIÓN A LOS VICIOS, Y JUSTIFICA SU DIVERTIMIENTO A LAS MUSAS
¿En perseguirme, mundo, qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas,
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi entendimiento
que no mi entendimiento en las riquezas.
Y no estimo hermosura que vencida
es despojo civil de las edades
ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por mejor en mis verdades
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.
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