jueves, 11 de noviembre de 2010 | By: Syan

A las 10 de la mañana

De entre las artes que más llenan mi corazón de gozo, la poesía ocupa un lugar especialmente importante... la habilidad del Poeta para, ustilizando simples garabatos, sencillas grafías, crear palabras hasta enlazarlas para formar una imágen que sumerge al lector/espectador/oyente en un abismo lleno de falta de todo, donde lo único posible por hacer es abandonarse en el cúmulo de sensaciones que causa el poema... éso es lo que me atrae de la poesía.

Jaime Sabines es, así pues, uno de mis poetas favoritos; escucha pues "Te quiero a las diez de la mañana"


Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.

Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.

Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?




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