He leído hace tiempo que la habilidad narrativa es innata en los humanos, que si no nos encargamos de "historiar" ciertos episodios de nuestra vida, luego nos es más difícil recordarla. Yo no estoy cierta de esa información, más bien supongo que algo tendrá que ver la asociación de ideas con todo ello.
Sin embargo, para narrar historias de las cuales algo se quede impregnado en la audiencia, los tejedores de letras siempre se afanan en encontrar métodos diversos con los cuales ayudarse, dando así origen a diversos géneros literarios, entre ellos uno en el cual los animales hablan entre sí y tienen características psicológicas más humanas y mejor definidas de lo que podrías creer, por si fuera poco, siempre contiene en su historia una enseñanza o moraleja, así que su finalidad es enseñar y educar mediante las experiencias que les ocurren a los animales; me refiero, por supuesto, a las fábulas.
Y para muestra, un botón (-Que cliché tan más utilizado, ¿no podrías encontrarte otro?-) [-Me pareció adecuado, se queda y punto -]
EL CUERVO Y EL ZORRO
En la rama de un árbol,
bien ufano y contento,
con un queso en el pico
estaba el señor Cuervo.
Del olor atraído
un Zorro muy maestro,
le dijo estas palabras,
o poco más o menos:
“Tenga usted buenos días,
señor Cuervo, mi dueño;
vaya que estáis donoso,
mono, lindo en extremo;
yo no gasto lisonjas,
y digo lo que siento;
que si a tu bella traza
corresponde el gorjeo,
junto a la diosa Ceres,
siendo testigo el cielo,
que tú serás el Fénix
de sus vastos imperios.”
Al oír un discurso
tan dulce y halagüeño,
de vanidad llevado,
quiso cantar el Cuervo.
Abrió su negro pico,
dejó caer el queso;
el muy astuto zorro,
después de haberlo preso,
le dijo : “Señor bobo,
pues sin otro alimento,
quedáis con alabanzas
tan hinchado y repleto,
digerid las lisonjas
mientras yo como el queso".
Quien oye aduladores,
nunca espere otro premio.
Félix María Samaniego
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