sábado, 27 de febrero de 2010 | By: Syan

Es solo otra entrada rara

"Ahí estaba otra vez, mirando por la ventana en una noche helada. Sus ojos ya no veían la calle ni a las personas que atinadamente pasaban por ese lugar, ahora su mente permanecía en otro sitio ajena al momento donde se encontraba.
Tal vez él no quería ser encontrado, tal vez tenía una muy buena razón para no venir por ella, solo que el tiempo se terminaba y esa eternidad que habían soñado juntos era ahora solo ceniza y polvo.
-Vas a enfermarte, si continúas con esos suspiros un día se te saldrá el alma, ve a dormir.
Su cuerpo obedeció por inercia, fue a su habitación y se enfundó en la cama, bajo cobijas de lana y cobertores mullidos, con la vaga esperanza de calentar un poco el vacío que se apoderaba de ella dejando solo frío donde antes habían días felices. El consuelo de fotografías en las paredes de su cuarto y de sus vigilantes ojos mirándola desde sus rostros alegres fue suficiente para que conciliara el sueño no sin antes tomar una hoja de papel que guardaba bajo su almohada; en esa simple hoja, desgastada de tanto mirarla, estaba una sonrisa despreocupada que combinaba perfectamente con esa cabellera despeinada. Finalmente, el sueño la venció.
Una alarma de despertador, aves cantando fuera de su ventana, el resto de su casa aún dormida... ya era el día, lo había pensado por mucho tiempo, tal vez demasiado, y no encontró algo capáz de detenerla. La maleta con su ropa le esperaba, lista en un rincón, tal vez otro día habría de volver por el resto de sus pertenencias, o quizá no regresaría ... era lo menos importante ahora.
Se dió una ducha que como siempre, estaba demasiado fría, se vistió y tomó una camisa de franela, seguramente su padre no se molestaría, y su madre siempre las había odiado, tanto a ella como a la camisa, por lo que dudaba que extrañase a alguna.
Tomó su maleta, guardó la fotografía amarillenta en el bolsillo de su pantalón y el sobre con algo de dinero en su bolsa de mano, suficiente para pasar un tiempo sin apuros. Quizá de haber desayunado con calma o de haber tardado más en salir , de haberse despedido de su madre, habría entonces salido unos minutos más tarde y entonces no hubiese abordado el autobús que pasaba en ese instante, así el camión de carga en la calle paralela no habría impedido que ella viera hacia el otro lado y entonces finalmente habría visto la despeinada cabellera castaña oscura que pretendía cruzar la calle hacia donde ella estaba.
Desafortunadamente, el "hubiera" solo existe como tiempo verbal, así que ella subió al autobús y se fue."

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