Si yo pudiera... si yo supiera... simplemente amaría.
Lee con atención, porque no pienso repetirlo [-no necesitan que lo repitas, solo tendrían que leer de nuevo...-] *ejem ejem* en ésta entrada, haré a un lado el análisis y te dejaré a ti investigar si es lo que quieres [-aja, y el punto es...-] sobre un gran poeta hondureño: Juan Ramón Molina.
La calavera del loco
Le cortaron la cabeza a un desventurado loco
que con aire de sonámbulo recitaba sus monólogos,
y arrojándola al jardín, donde a la hora del bochorno
él hablaba con las rosas y con los claveles rojos,
que de un mal desconocido se murió en el manicomio,
transformóse quella masa de células y de fósforo.
Cayéronse los cabellos con los músculos del rostro
y se comieron las aves a picotazos los ojos,
coció el sol dentro del cráneo como si fuera en un horno
la cabeza, y en gusanos fatídicos y horrorosos
surgieron, alborotadas, mil mariposas de oro.
Después cuando el jardinero del jardín del manicomio
sacudió la calavera entre sus dedos callosos,
brillaron chispas extrañas en las cuencas de los ojos
y chocaron como riéndose las mandíbulas del loco.
---------------Nada mal ¿no?
Lee con atención, porque no pienso repetirlo [-no necesitan que lo repitas, solo tendrían que leer de nuevo...-] *ejem ejem* en ésta entrada, haré a un lado el análisis y te dejaré a ti investigar si es lo que quieres [-aja, y el punto es...-] sobre un gran poeta hondureño: Juan Ramón Molina.
La calavera del loco
Le cortaron la cabeza a un desventurado loco
que con aire de sonámbulo recitaba sus monólogos,
y arrojándola al jardín, donde a la hora del bochorno
él hablaba con las rosas y con los claveles rojos,
que de un mal desconocido se murió en el manicomio,
transformóse quella masa de células y de fósforo.
Cayéronse los cabellos con los músculos del rostro
y se comieron las aves a picotazos los ojos,
coció el sol dentro del cráneo como si fuera en un horno
la cabeza, y en gusanos fatídicos y horrorosos
surgieron, alborotadas, mil mariposas de oro.
Después cuando el jardinero del jardín del manicomio
sacudió la calavera entre sus dedos callosos,
brillaron chispas extrañas en las cuencas de los ojos
y chocaron como riéndose las mandíbulas del loco.
---------------Nada mal ¿no?
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