miércoles, 9 de junio de 2010 | By: Syan

Estoy inspirado

Hoy pienso en aquella mirada que me enloquece, esa voz que me revive con una palabra y conforta mi alma solitaria. Es para mí un honor decir que estoy inspirado ante el existir de un ser magnífico, de quien su belleza solo es superada por su intelecto; esa manera en que conoce las palabras adecuadas y no las que quiero escuchar, esa fuerza con la que defiende sus ideas sin importar cuán complejo sea llevarlas a cabo... eso me inspira.


Hace un tiempo, en una página de la cual no quiero recordar el nombre, leí una blasfemia terrible en contra de las musas, por lo que ahora puedo decir: ESTOY INSPIRADO, POR LO QUE HOY TRAIGO PARA USTEDES UN POEMA de Jaime Sabines.


No es que muera de amor, muero de ti....

No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma, de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mi, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.

Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro
acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros,
separados del mundo, dichosa, penetrada,
y cierto , interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos oscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte ,amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mi, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.



Se despide cordialmente, Syan.

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